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REPRODUCCIÓN

Mi hembra muerde al macho ¿por qué?.
Por regla general en el hámster dorado y en su hábitat natural, los machos y las hembras no se reúnen nada más que para el apareamiento. En cautividad sólo se les debe reunir para lo mismo. Si la hembra no está en celo, rechazará al macho e incluso llegará a agredirle pudiéndole causar la muerte. Sólo en las variedades crema y siamés pueden llegar a tolerarse todo el tiempo.

¿Se puede ver y tocar a las crías?.
Lo más recomendable es que durante los 10 a 15 días siguientes al parto se eviten toda clase de interferencias en el nido. Esto podría intranquilizar a la hembra y hacer que se comiese a las crías. Hay que tener paciencia por el bien de los pequeñines. Para más información visita nuestra sección de reproducción - Canibalismo después del parto.

¿Como limpio el nido?.
La hembra se encarga de mantener limpio el nido. Lame y se come la excreciones de sus bebés y tiene cuidado de no llevar alimentos al nido que pudiesen mancharlo. Por lo que no es aconsejable limpiar el nido hasta después del destete de las crías. Sólo es necesario limpiar los rincones donde orina y rellenarlos con lecho limpio.

¿Cuándo se puede o se debe separar a las crías de la madre?.
El destete llega a los 25 ó 30 días después del alumbramiento, en el que las crías ya son totalmente independientes de la madre. Los pequeños ya habrán abierto los ojos y se moverán por la jaula explorando. En este momento será necesario separar a los machos de las hembras porque un embarazo prematuro podría ser perjudicial para el crecimiento y aunque se puede dejar a las hembras con la madre durante un tiempo más, la mayoría de los hámsters se vuelven agresivos frente a sus crías.

¿Cómo se que mi hembra está en celo?
Se puede decir cuando una hembra está en celo por los signos externos. Cada cuatro o cinco días, aparece en la abertura de su vagina un líquido blanco, opaco y mucoso que expulsa totalmente al final del ciclo. El período receptivo es al principio del ciclo, o sea cuando no hay este flujo. La secreción señala la mañana del segundo día de ciclo. La receptividad sexual comienza la tarde del primer día y termina en la mañana del segundo, aunque la procreación está limitada al período vital del óvulo, de modo que el tiempo de fertilización es inferior al de receptividad. En este tiempo, las hembras se muestran mucho más activas y duplican las revoluciones normales que ejecutan en la rueda.

¿Cómo se que mi hamstercilla está embarazada?
Normalmente, la forma más segura de saber que está embarazada es que a la semana de gestación el contorno de su lomo ha aumentado ostensiblemente. Si no se les ha visto aparearse y trae pocos cachorros, es más difícil de saber, porque entonces no engordará tanto. Otra forma de saberlo podría ser su aumento de peso, aunque si está en etapa de desarrollo esto no serviría. También es común que durante el embarazo se vuelva más activa preparando todo para la llegada de los bebés, acumulando comida y material para el nido. También estará más sensible y un poco más asustadiza, por lo que conviene que esté tranquila. El período de gestación del hámster es de 16-18 días, así que si transcurrida esta fecha no ha tenido bebés entonces saldrás de dudas. Cuando la hembra está hembarazada le tienes que dar un aporte adicional de proteínas, como galletas para perro, carne magra de buey, yema de huevo cocido. Es necesario que esté tranquila y que se la moleste lo menos posible. Después del parto, hay que prevenir el canibalismo. Para más información visita nuestra sección de reproducción - Canibalismo después del parto.

¿Cual es la edad aconsejada para que mi hembra sea mamá?
Los hámster alcanzan la madurez sexual a las cuatro semanas de vida, pero no es aconsejable que se queden preñadas a tan corta edad pues se han dado muchos casos de canibalismo o que las crías nacen muertas por no estar desarrollada la madre. La edad ideal sería con no menos de 10-12 semanas. Antes de esta edad la hembra todavía no está para la maternidad pero puede reproducirse. Para más información visita nuestra sección de reproducción - Canibalismo después del parto.

¿Tengo que dar una alimentación especial a mi hamstercilla embarazada?
Durante la etapa de embarazo y lactancia es aconsejable dar a la hembra un aporte adicional de proteínas para que genere más leche. Se le puede proporcionar carne magra de buey cruda, fresca y del tiempo, yema de huevo cocido, galletas para perro, leche de soja, queso fresco o jamón de york sin sal. 
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El canibalismo después del parto


Seguro que habéis tenido la experiencia de una mamá que se comió a sus crías o que alguien os contó que los hámsters somos animales caníbales, pero esto no es del todo cierto ya que nuestro instinto natural nos lo indica y la mayoría de las veces suele estar provocado por un error humano.


La causa más común de que una mami se coma a sus pequeños es porque es demasiado joven para tener bebés y no puede producir la suficiente leche ni tiene proteínas suficientes para
sacarlos adelante, así que, como en la naturaleza nada se desperdicia, se los come para conseguir esas proteínas y que en futuros partos los pueda criar adecuadamente a sus bebés. Otras veces, los pequeñines mueren porque la madre no los sabe atender. Por lo tanto, se debe procurar que una hamstercilla no se quede embarazada antes de los dos meses.

Otra causa es que la hembra detecte cualquier peligro. No tiene por que ser un peligro real, pero si se la molesta, ella lo puede interpretar como un peligro. Imagina que eres una hamstercilla. Tu no sabes que estás protegida en tu jaula y que tu cuidador no va a atacar a tus bebés. Sólo sabes que tienes que protegerlos como sea y si no puedes salvarlos, al menos intentas salvarte tu para poder seguir criando otras camadas. Nosotros sabemos que nuestros bebés no saldrían adelante sin su mamá, así que intentamos que no sufran. Por eso hay que procurar molestarla lo menos posible durante todo el período de embarazo, parto y crianza. Que esté tranquila y sin intrusiones es muy importante.

Otro motivo es que las crías tengan un olor diferente. Nosotros somos prácticamente ciegos y nos guiamos por el oído y el olfato. Si una hembra detecta un olor diferente en una de las crías, pensará que es un intruso que ha venido a atacar a sus pequeños. La rechazará o la atacará y matará para proteger a las demás. Por eso no se deben coger a las crías hasta pasados al menos quince días de su nacimiento. Si necesitases cogerlas, utiliza unos guantes de latex.

Si falta espacio o comida, la hembra considerará que no podrá sacar adelante a todos sus bebés, así que mata a las más débiles para que las más fuertes sobrevivan. Ella no sabe que dispone de toda la comida y espacio que quiera porque su cuidador se lo dará. Ella piensa que lo que tiene es de lo que dispone y trata de adaptarse. Por eso es importante que tengan mucho espacio y comida.

También si alguna cría está enferma, su madre sabe que no podrá salir adelante sola después de destetarla. Los hamstercillos siempre actuamos como si viviéramos sólos en el campo y no sabemos que tenemos un cuidador que se ocuparía de esa cría que no puede andar o que no puede comer sóla. La mamá piensa que será presa fácil para cualquier depredador y para que no sufra y poder dar más alimento a sus bebés sanos, la mata. Si naciese muerta, también se la come para mantener el nido limpio y evitar las infecciones.

En general, hay que tener mucho cuidado en no molestar a la mamá, no tocar a las crías y darle toda la comida y espacio posible. También es bueno darle a la hembra galletas para perro, carne magra de buey, yema de huevo cocido y/o batido de soja, como dosis adicional de proteínas y que pueda generar suficiente leche para los pequeños.

Os ruego que no nos miréis como monstruos caníbales. Esta conducta es sólo por supervivencia y no sabemos que no necesitamos hacerlo porque nuestro cuidador resolverá nuestros problemas, nosotros simplemente seguimos nuestro instinto natural como si estuviéramos en libertad. 
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Antes de nada ...


   Si ya tienes cierta experiencia con el mantenimiento de un solo de nosotros y tienes ganas de probar con una parejita, pon atención a los siguientes consejillos.

   Antes de emprender la cría en tu casa deberás pensárselo muy bien, ya que no es como si, en lugar de cuidar un solo hámster, cuidases dos. Los bebés no se harán esperar mucho, ya que el nosotros los hámsters dorados somos los animales que tienen el período de gestación más corto -de 16 a 18 días-, y con una camada de 6 a 15 pequeños -de los que no obstante criamos a lo sumo 8-. Somos uno de los mamíferos más fértiles, ¡y criamos de siete a ocho veces al año! Todo eso deberías tenerlo en cuenta, pues no se tienen tantos parientes y conocidos que deseen poseer un joven hámster. Es decir que, por lo menos, te hará falta que el dueño de una tienda de animales esté dispuesto a quedarse con las crías, ya que te debería importar más el bienestar de los animalitos que el mero hecho de quitártelos de encima. De lo contrario, pueden caer en manos de comerciantes que los vendan a los laboratorios de experimentación. Por lo tanto, es mejor que solo les hagas críar cuando puedas responsabilizarte de ello, única y exclusivamente cuando hayas puesto en claro esta cuestión de conciencia y las consecuencias prácticas que se derivan de ello, podrás comenzar la cría. Mucho humanos, dejándose llevar por la ilusión, han permitido que sus mascotas criaran y luego no ha sabido que hacer con los bebés. Este es un acto de irresponsabilidad, pues o bien hay que acoger a las crías pequeñas, o por el contrario hay que donarlas a personas que las quieran y que sean capaces de cuidarlas.

   El deseo de criar hámsters dorados suele originarse por el interés en conocer nuestras actitudes y comportamiento durante el cortejo, el apareamiento y la cría de los pequeñuelos, vamos, su vida familiar. ¡Es tan divertido ver cómo los torpones cachorros corretean y luchan unos con otros! A su corta edad, siempre os hacen reír o sonreír con sus juegos.

   Los hámsters dorados ya existimos en numerosas variedades cromáticas. Así pues, también podrías tener deseos de criar un determinado color y aprender algo sobre sus factores genéticos. Eso puede estudiarse en el hámster dorado, con su rápida sucesión de nacimientos.

   Si le has echado el ojo a una pareja de color normal o a una pía o manchada, necesitarás cuatro jaulas, y todos los accesorios también por cuadruplicado. En el caso de estos hámsters, casi siempre muy agresivos, resulta casi imposible que la pareja conviva continuamente. Aunque mantengas alojados juntos dos hermanos de camada, a la larga no suele dar resultado. Es seguro que habrá peleas, en las que cabe esperar graves lesiones para el macho y, a menudo, incluso la muerte. Y, puesto que los jóvenes son sexualmente maduros a las cuatro semanas, se tendrán que separar los machos de las hembras a fin de evitar una preñez prematura. Además, también comienzan serias divergencias entre ellos. Es improbable que puedas entregar los cachorros directamente de la jaula de cría; por eso necesitas, como mínimo, un equipamiento cuádruple. Por fortuna, un grupo de jóvenes hembras -o jóvenes machos- de la misma camada suelen poder convivir durante algún tiempo más.

   Con los hámsters "siameses" (blancos, con el hocico, los bordes de las orejas y las patas oscuros) y los de color crema lo tendrás más fácil. Estas variedades de color son los animales ideales para todo aquel que quiera conocer la cría de hámsters dorados, pues han perdido casi completamente su agresividad. Por ello es posible hacer convivir continuamente una pareja, siempre que estén acostumbrados el uno al otro desde pequeños o sean hermanos de camada. Ello también se puede conseguir poniendo a una hembra que esté en celo en la jaula del macho; posiblemente en la mayoría de casos se podrá dejar con él.

   Para estas variedades de color suele ser suficiente con una o dos jaulas, de manera que precisará menos espacio para su cría de hámsters. Pero lo más bonito es que en este caso puede observar de verdad la vida familiar, y no sólo durante los pocos días entre la salida del nido de las crías y su independización. En muchos casos, el padre participa también en el cuidado de los pequeños, por ejemplo, devolviendo al nido las crías que se han caído de él, dándoles calor o alimentándolas. Y todo transcurre en completa armonía. Tan sólo se deberán separar las jóvenes hembras antes de que cumplan las cuatro semanas, a fin de que ni el padre ni sus hermanos las cubran, de lo contrario no tardarías en tener tu casa con superpoblación.

No obstante, es importante recordar que los hámsters dorados somos solitarios por naturaleza y que no nos gusta convivir con nuestros congéneres. En libertad, vivimos toda nuestra vida sólos y únicamente nos juntamos con nuestros iguales para aparearnos. En cautividad, los humanos no deben alterar esta conducta y lo más aconsejable es que vivamos separados y sólo nos juntemos para aparearnos. Después del apareamiento se nos debe separar de nuevo para evitar que la hembra nos muerda (uff!! y es que la mujercitas tienen un genio ...). En resumen, excepto en los casos del hámster "siames" o crema que sean hermanos o siempre hayan vivido juntos, se nos debe mantener separados de la hembra.

Es un poco injusto ya que la naturaleza nos ha hecho así y sólo actuamos como progenitores, pero nunca como papás. ¡En fin ... así es la vida!.

   Hay que meditar muy bien antes de emprender la cría de hámsters con la finalidad de ganar dinero. Ten en cuenta que es una tarea muy laboriosa; necesitamos cuidados, tanto los domingos como los días festivos. No podrá haber vacaciones, a no ser que dispongas de una persona con práctica y fiable que te sustituya. La cría de hámsters en plan profesional únicamente puede tener éxito si encuentras un número importante de clientes que deseen adquirir un hámster. 

El encuentro


   Como ya he mencionado antes, no se pueden tener juntos macho y hembra en la misma jaula. Ello únicamente es posible en el hámster enano y en algunas variedades de color del hámster dorado (crema y siamés). Por eso, la pareja sólo se debe reunirse por breve tiempo y bajo vigilancia, a efectos del apareamiento, pudiendo seguirse diversos métodos. (Joer, no hay intimidad ni pa ....).

   En primer lugar se puede reunir la pareja en la denominada "jaula de apareamiento" o a la hembra en la jaula del macho cuando la hembra está en celo. Se puede decir cuando una hembra está en celo por los signos externos. Cada cuatro o cinco días, aparece en la abertura de su vagina un líquido blanco, opaco y mucoso que expulsa totalmente al final del ciclo. El período receptivo es al principio del ciclo, o sea cuando no hay este flujo. La secreción señala la mañana del segundo día de ciclo. La receptividad sexual comienza la tarde del primer día y termina en la mañana del segundo, aunque la procreación está limitada al período vital del óvulo, de modo que el tiempo de fertilización es inferior al de receptividad. En este tiempo, las hembras se muestran mucho más activas y duplican las revoluciones normales que ejecutan en la rueda.

   Si se utiliza la jaula de apareamiento, hay que meter al chico en ella unas horas antes, bien a primeras horas de la tarde o bien por la mañana. De esta manera tiene tiempo de familiarizarse con la jaula, con lo que estará más seguro de sí mismo que si se mete en ella al mismo tiempo que a la chica. Por el contrario, a ésta no le perjudica si no se siente tan familiarizada con su entorno. Si no está en celo, cosa que habrá que comprobar, siempre estará dispuesta a atacar y echar al chico.

   Ya que la mayor parte de nuestras actividades y costumbres naturales tienen lugar en la oscuridad, debes colocar a la hembra en la jaula del macho al atardecer. No metas a un macho en la jaula de una hembra, porque ésta es demasiado posesiva respecto a su territorio y puede hacerle daño, incluso estando en condiciones receptivas. No la toques al cambiarla de jaula, porque el olor humano puede causar problemas a la parejita. Trasládala con ayuda de un recipiente como una jarra o una caja.

   Si la hembra no es receptiva, lo morderá y entonces debes separarlos inmediatamente, devolviendo a cada uno a su propia jaula. Volviéndolos a reunir repetidas veces a lo largo de los siguientes días puede conseguirse el apareamiento, pues la hembra está en celo cada 4 a 7 días durante un día y aceptará el cortejo del macho. Una vez consumado el apareamiento, tienes que separarlos inmediatamente, ya que la hembra puede volverse enseguida otra vez agresiva y, por lo tanto, peligrosa para el macho. Esto rige sobre todo para los hámsters manchados o píos, los de color original o silvestre, así como para otros animales ariscos, que se dan en casi todas las variedades cromáticas.

   En el caso variedades de color menos agresivos puedes meter a la hembra sin más en la jaula del macho. Si bien también se tiene que sacar cuando no está dispuesta a aparearse, no reacciona con tanta agresividad al fuerte olor de su pareja. Sin embargo, incluso en este caso es recomendable reunirlos sólo bajo vigilancia.

   Cuando se trata de animales sumamente pacíficos, puedes hacer como he dicho antes. Si una hembra se ha mostrado receptiva y continúa teniendo buen talante respecto al macho, se pueden dejar juntos hasta que veas, por el perímetro abdominal (tripita) y el comportamiento de la hembra, que está preñada. En tal caso a veces no soporta al macho cerca de sí cuando empieza a construir el nido para su futuros bebés. (Aissssss, mujeres, como se ponen de histéricas a la mínima, en cuanto uno descoloca un par de cosas ...).

   Sin embargo, también puede ser como en el caso de los hámsters de tipo "siamés" y los de color beige o crema, incluso si los miembros de la pareja no han sido criados juntos desde cachorros, que se puedan acostumbrar posteriormente el uno al otro. Para ello, puedes aprovechar, al igual que en las demás variedades cromáticas, el período de celo, durante el cual la hembra será más bonachona. Después los puedes dejar juntos sin más, siempre que la jaula sea suficientemente grande. Es preferible que metas en la misma dos cajas-nido, pues en ocasiones o por cierto tiempo también les gusta dormir separados (compréndelo, hasta que cojan confianza, necesitan algo de intimidad).

   Las razas pacíficas de hámster dorado están indicadas asimismo para su cría en clanes o familias. Para ello se puede empezar con un grupo de hermanos, a ser posible con más hembras que machos. Se les pueden dejar siempre juntos, dando por descontado que dispongan de un recinto suficientemente grande y de un número adecuado de casitas-dormitorio.

   Si lo que quieres es criar específicamente determinadas variedades de color o experimentar con la cría cromática, no podrás emplear este método de cría en grupo, ya que casi no le sería posible controlar quién se aparea con quién. Por eso deberás llevar a cabo uno de los métodos descritos para la cría por parejas. únicamente de esta manera tendrías la posibilidad de llevar un registro de cría exacto, cosa que es imprescindible si deseas criar determinadas características o colores. Sin este registro no tardarías en no poder abarcar el proceso hereditario de cada uno de los hamstercillos.

 Como se llega al apareamiento


   Los hámsters dorados somos animales solitarios, que preferimos que se nos deje tranquilos. Este comportamiento se ha de invertir con vistas a la conservación de nuestra especie, o sea, para la reunión de los sexos. Como mínimo uno de los integrantes de la pareja ha de tener un constante interés por reunirse con el otro ya que, de lo contrario, eso no ocurriría casi nunca. Y este integrante, al igual que en la mayoría de animales, es el macho. Por experiencia e instinto sabemos cuando podemos acercarnos a una hembra y cuando no. Si un machito (aunque tenga tan buena planta como yo) se acerca demasiado a una hembrita que no está en celo, recibirá "bofetones" y mordiscos, e incluso arriesgará su vida.

   La naturaleza lo ha previsto todo y no es necesario llegar a tales extremos. La hembra marca su territorio, su madriguera y sus senderos con una secreción de sus genitales. Los aprieta fuertemente contra el suelo, dejando tras de sí una marca odorífera, la cual nos indica a los machos si vale la pena correr detrás de la hembra o no. Esta secreción huele de modo distinto según la hembra está en celo o no lo está. Cuanto más próximo esté el macho, tanto mayor será la frecuencia con que la hembra realice el marcaje. En la naturaleza un macho, a la vista de una hembra que no está en celo, seguirá su camino, (... vamos, que no la haremos ni caso), pero en una jaula pequeña no podríamos marcharnos, ni pasar de largo, por lo que seríamos atacados, heridos o, incluso, una hembra podría llegar a matar a un macho por esta causa.

   Si las marcas odoríferas le señalan al chico la existencia de una chica receptiva, ya no tiene precaución alguna, corre detrás de ella, le da empujoncitos y la olisquea. Al principio la chica huye un corto trecho, pero se detiene rápidamente y espera a su chico. Entonces adoptan la posición del oso -se yerguen-: uno frente al otro, como si fueran a combatir, pero empiezan a lamerse y a rascarse mutuamente. Ella le da un golpecito con su nariz en el flanco y él le da un empujoncito en sus cuartos traseros. A continuación vuelven a correr un poco, cosa que da la impresión de que es el macho quien persigue a la hembra. Ambos se revuelcan repetidas veces, olisqueándose y lamiéndose mutuamente de cabeza a pies y, sobre todo, en los genitales.

   Tras varias repeticiones de este preludio amoroso la hembra cae en lo que se denomina "rigidez de apareamiento", permaneciendo muy tiesa con el trasero levantado. Entonces el macho la puede montar y llevar a cabo la cópula, que sólo dura unos cuantos segundos. A continuación se lamen a sí mismos y mutuamente los genitales. Después de nuevas y breves persecuciones, se aparean varias veces más. (Ayssssss, el amorrrrr!!!!)

   El celo de la hembra únicamente dura un día, así que los machos, no tardamos en ser arrancados de la hermosa unión de las caricias y lametones mutuos. La mayoría de veces, al día siguiente la hembra ya vuelve a ser tan arisca o agresiva como siempre. (Con las excepciones que he citado anteriormente que se dan según las variedades cromáticas).

   Un buen consejo es quitar toda la comida de la jaula del macho antes de instalar a la hembra, que podría pasar mucho tiempo llenando sus abazones y no mostrar interés por el macho (que glotona!!). Aprovecha la copulación para limpiar la jaula de la hembra, porque en los 16 días siguientes ésta debe estar totalmente tranquila (excepto cuando le cambies la comida y el agua, y limpies la zona donde defeca). El estrés durante el embarazo podría acarrear problemas para la camada e incluso inducir al aborto.
El embarazo y lo que se debe tener en cuenta


   Nuestras mujercitas cuando están preñadas muestran un carácter bastante cambiado. Busca, revuelve y reúne material para el nido. Ello es comprensible, ya que quiere crear un lugar seguro y cálido para los bebés que espera. No tiene mucho tiempo, pues a los 16 ó 18 días de apareamiento vienen al mundo los pequeñuelos.

   En este momento la hembra se vuelve muy precavida y sensible. El lugar elegido para el nido le ha de parecer absolutamente seguro ya que, de lo contrario, prefiere mudarse. En su hábitat natural una hembra reaccionaría de este modo, pero en una jaula está limitada a un espacio restringido y a una sola caja-nido. De manera que todavía necesita más esta sensación de seguridad. Esta seguridad se le puede transmitir si tu o alguien de tu familia que aún le inspire más confianza a la hembra, se ocupa de su alimentación y de los demás cuidados. Tienes que hablarla con voz suave y cariñosa, alejando de ella todos los ruidos y olores que la molesten y le sean extraños. De manera que ahora es mejor que no se le enseñe a los amigos del colegio qué nido tan estupendo y blando ha hecho la futura mamá, ni lo gorda que ya se ha puesto. Eso podría causarle intranquilidad, de modo que podría abandonar a las crías sin prestarles atención o, incluso, comérselas. Si hiciese eso, no pienses que es una "mala madre", como a menudo se dice de ellas, sino una madre totalmente insegura, que no ha podido hallar un lugar fiable para sus niñitos.

   Otra causa del éxito o fracaso de la cría radica en la alimentación de la hembrita embarazada, que durante este período necesita una nutrición variada y rica en proteínas. Esto se comprende por diversas razones: las crías crecen en sus entrañas y, como sabemos, se suele tratar de un número bastante elevado. El cuerpo de la hembra ha de prepararse asimismo para la producción de leche, para lo que ya durante su gestación precisa cada día de muchos alimentos ricos en proteínas -hasta un 30 % de la ingesta total-. Y, finalmente, también la hembra necesitará muchas proteínas, pues ella misma estará creciendo aún, si se queda preñada a los dos meses de edad. Las hembras de hámster dorado incluso pueden quedar preñadas a la edad de un mes, por lo que no es de extrañar que con frecuencia no crían a sus pequeños, sino que se los comen.

   Dale a la hembra gran cantidad y variedad de materiales para el nido, y hazlo ya al comienzo del período de gestación. Si puede ocuparse con los materiales para su nido ya se prepara desde el primer momento para la maternidad, y en tal caso la cría de los pequeños suele transcurrir sin problemas.


Caja-nido y construcción del nido


   Nosotros los hámsters dorados preferimos construir nuestros nidos en el interior de una casita. Puede tratarse de una simple casita-dormitorio, de las que pueden adquirirse en diferentes modelos en los comercios del ramo. Para la hembra sólo tiene importancia que sus crías se encuentren protegidas y cálidas.

   Las casitas de madera para la cría de los cachorros, preferiblemente de tablas de pino o abeto, han demostrado ser muy prácticas. Las fabricadas a base de tableros de contrachapado o conglomerado pueden desprender vapores de cola. Además, al igual que las casitas de plástico que se encuentran en los comercios, pueden originar humedades debidas a la transpiración de sus inquilinos, y con ello frío en el interior del nido. Si bien se pueden utilizar para un animal solo o para una pareja, no sirven cuando se añade una camada de ocho crías.

   También es importante que el nido de madera tenga un techo que se pueda abrir o quitar. De esta manera el podrás mirar el interior del nido sin dificultades y sin causar problemas de envergadura. La entrada lateral de una caja-nido debe llegar hasta el suelo y no, como en muchas casitas-dormitorio, estar simplemente recortado en la pared. De esta manera a los jóvenes que se han caído del nido les resultará más fácil volver a entrar en él.

   Como simple casita-dormitorio son mejores las que carecen de fondo. Así, el hamstercillo sólo tiene encima de su cabeza cuatro paredes y un techo. Los alimentos húmedos y que pueden estropearse se encontrarán de esta manera sobre el suelo de plástico de la jaula y no pueden causar daños hasta que los quites. De otro modo, si la casita-dormitorio tiene un fondo de madera, éste puede humedecerse y enmohecerse a la larga con tales alimentos. Por el contrario, la caja-nido para la camada sí que es aconsejable que tenga una plancha de madera como fondo. Así se encuentran más abrigaditos los bebés que sobre el suelo de plástico de la jaula. Y la madre no suele llevar al nido comida que pueda estropearse.

   Aunque no disponga de casita, nuestras mujercitas saben cómo solucionar el problema. En tal caso, la hembra construye su nido en un rincón de la jaula -utilizando heno, paja y otros materiales- y escogerá preferiblemente el más oscuro, o sea, el rincón apartado de la luz. En el exterior el nido se compone de material grueso; el interior lo tapiza con suaves fibras o con celulosa hasta formar una cavidad. Los materiales más gruesos los lleva entre sus dientes al nido, mientras que los más finos y suaves los transporta dentro de sus abazones. Muchos de ellos los deshace con sus dientes o los roe hasta dejarlos blandos. En cualquier caso, la futura mamá necesita grandes cantidades de material para su nido, ya que quiere que sus crías estén en un lugar cálido y blandito.

   Si sabes aproximadamente el día en que deben nacer los pequeñines, es mejor que ya no toques el nido desde dos días antes. De lo contrario, tu olor en su interior podría intranquilizar a la hembra y hacer que se comiese a las crías. Ha de conservarse el olor peculiar del nido. Durante los 6 a 10 días siguientes deberás evitar toda clase de molestias en el mismo. Sólo si ya sabes que la hembra es una madre de confianza, se podrá mirar antes al interior del nido.


Parto y crianza


   A veces la hembra de hámster dorado está bastante nerviosa poco antes del nacimiento de las crías. Mete y saca materiales del nido, y escarba y rasca, como si quisiera dejarlo todo aún más confortable para sus pequeños. En este período es muy sensible y a menudo se toma las molestias de manera trágica. Por más que sientas curiosidad por conocer a la camada, no mires continuamente dentro del nido. Díselo también al resto de la familia, pues de otro modo podría ser que no viesen ningún pequeño, si la hembra se los come. Si ahora, poco antes del parto, la hembra oye otras voces que aquéllas a las que está acostumbrada o huele olores extraños, no sentirá la seguridad necesaria. El carácter tan diferente que muestra la hembra le es innato y le sirve para la conservación de la especie. Si hasta ahora siempre te ha saludado alegremente y le ha gustado que la acariciases, tal vez te extrañará si ella te resopla. No te lo tomes a mal y retírate, pues ella tan sólo teme seriamente por sus crías. En su hábitat natural se mudaría a otra madriguera, llevando a las crías en sus abazones, si se considerase en peligro.

   El parto suele tener lugar a últimas horas de la tarde y no suele tardar más de media hora. Los pequeños nacen con tales intervalos que la madre puede ocupares de cada uno por separado. La hembra pare a la cría en posición agachada e inmediatamente rasga con los dientes la membrana amniótica, que devora. Enseguida libera al recién nacido, ya que de otro modo éste no tardaría en asfixiarse. El cordón umbilical se rompe o es cortado con los dientes por la madre, la cual lame a la cría para secar el líquido amniótico -sobre todo alrededor de la boquita-, a fin de que no lo trague y se ahogue cuando respire por primera vez. Los lametones también tienen la finalidad de estimular la circulación del recién nacido. Apenas ha finalizado sus cuidado para con la primera cría, viene al mundo la segunda. Finalmente, la madre se come la placenta. Esto es importante, ya que sus hormonas ponen en marcha la secreción láctea.

   Tras un parto normal todo queda limpio y seco: el nido, las crías y la madre. Los diminutos y rosaditos hamstercillos se han asegurado cada uno rápidamente un pezón, chupando con fuerza. Y la hembra tiene suficientes tetillas, ya que estás dispuestas en dos hileras de 7 a 11 cada una. Al principio, las crías están tumbadas de espaldas debajo o junto a la madre, pero eso cambia cuando cumplen una semana. Entonces, al mamar, se agachan con el vientre pegado al suelo mientras que la madre se coloca de pie sobre sus cuatro patas encima de ellas. Si la hembra tiene muy pocas crías, a veces también se sienta erguida cuando las amamanta.

   La madre lame una y otra vez a sus crías, puesto que al hacerlo estimula su metabolismo, que aún no es autónomo. También lame y se come las excreciones; así las crías y el nido permanecen limpios.

   Cuando las crías emiten sus agudos silbidos, la hembra reacciona enseguida y sabe interpretar exactamente las diferencias de tono. Se dice que algunos de los sonidos que emiten las crías se hallan en la frecuencia ultrasónica, de manera que un humano como tu tampoco los podría escuchar. Las crías que han quedado colgadas del pezón cuando la madre ha salido del nido y se han caído fuera del mismo, emiten unos sonidos de desamparo que hacen que la madre les devuelva rápidamente. A los 8 días de edad ya encuentran solas el camino de regreso.

   Se puede ayudar a la madre lactante a formar la suficiente cantidad de leche dándole una alimentación completa y rica en proteínas. Una razón para el canibalismo es una alimentación pobre en proteínas durante el embarazo y la lactancia. Sobre todo las hembras jóvenes que quedaron preñadas justo después de haber alcanzado la madurez sexual, suelen comerse a sus crías. Por un lado todavía no tienen la suficiente secreción láctea, lo que se debe a su propio desarrollo aún no finalizado y, por otro, ello se debe asimismo a un déficit proteínico. La hembra, que aún es demasiado joven, necesita las proteínas para ella misma.

   A los 5-7 días, la madre ya les lleva el primer alimento sólido a nido. Sería imposible alimentar al crecido número de cachorros, con su rápido desarrollo, sólo de leche. Por suerte para la madre, la lactancia sólo dura 15-21 días. A menudo vuelve a estar embarazada, y en tal caso saca a sus crías a mordiscos del nido a los 21 días. En las variedades cromáticas agresivas deberás sacar a los jóvenes hámsters de la jaula de cría; en las demás, se construirá un nido-dormitorio en el otro extremo de la jaula.
Desarrollo de los cachorritos
   Los hamstercillos dorados pesamos al nacer unos 2 grms.; estamos desnudos y tenemos un color rosado carne. Desde el primer día somos capaces de volver al nido cuando hemos caído de él o si nuestra madre nos llevó fuera colgados de las mamas aunque, tan jovencitos, sólo podemos recorrer unos pocos centímetros. Si nos encuentran más alejados del nido, emitimos unos sonidos agudos y finos. Entonces nuestra mami nos devuelve a él. Para hacerlo la mamá, bien suele agarrar a la cría por el cogote (la nuca), mientras ésta cae en una gran rigidez, o bien se la mete en sus abazones si la cría está en peligro o si el trecho es demasiado largo.

   A los 5 días empieza a salirles el pelo y, al mismo tiempo, comienzan a mordisquear las hierbas o verduras, la fruta y las semillas. Los incisivos ya les han salido antes del parto, de modo que son funcionales al cabo de tan pocos días. La madre les trae la comida al nido.

   A la semana de edad los jovenzuelos pesan entre 8 y 10 grms. Entonces ya tienen pelo por todo el cuerpo, aunque es muy cortito. Los ojos los tienen todavía cerrados, pero aún tan pequeñitos son capaces de orientarse muy bien. Si se les pone a una distancia de 15 cm del nido, enseguida vuelven a desaparecer en su interior.

   A los 11-13 días abren los ojos; uff!! ¡ahora ya no hay quien los frene!. Exploran los alrededores del nido y siguen a la madre cuando tienen sed. Sus silbidos se escuchan menos, a lo sumo cuando juegan con sus hermanos. A esta edad también han completado el pelaje. El peso de cuando llegamos a las 2 semanas de edad es de 18 a 22 grms.

   La madre los amamanta durante 18-21 días, pero a veces tan sólo durante 15-16 días. Eso no debe ser motivo de preocupación, pues los pequeños ya comen muchas otras cosas. Si la madre les ha destetado tempranamente, debes darle a los jovencitos alimentos ricos en proteínas, como gambas secas o queso suave.

   A los 25 días se deben alejar los jóvenes de la madre y separarlos por sexos, puesto que con 4 a 5 semanas ya son sexualmente maduros. Aunque aún son pequeños y sólo pesan 35-40 grms., ya a esta edad ya podemos engendrar. Si tus mascotas son hámsters "siameses", podrás dejar a las jóvenes hembras con su madre, pues en estas variedades de color no hay que temer que se muerdan seriamente.

   A los 3 meses los jóvenes hámsters dorados pesamos ya unos 100 grms.; con 4 meses, 125-130 grms. y con medio año ya somos adultos y pesamos 140-160 grms. A los 3 meses las hembras pueden alcanzar los 180 grms., mientras que los machos sólo llegan a los 170 grms.. Estos pesos rigen para hamstercillos que no sean demasiado gordos.

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